La información contrastada y fiable es ahora más necesaria que nunca.
Aunque el papel de los ciudadanos y los medios de comunicación es clave, parece
que nos olvidamos de que hay instituciones por todo el mundo trabajando en la actual
pandemia y canales de comunicación entre ellas.
Todavía no hay suficiente
evidencia científica que indique que haya alguna terapia que actúe de forma
eficaz contra el SARS-CoV-2, es por ello que, una gran cantidad de pacientes
han recibido tratamientos como uso compasivo y fuera de ficha técnica. Terapias
como cloroquina, hidroxicloroquina, azitromicina, lopinavir-ritonavir,
favipiravir, remdesivir, ribavirina, interferón, plasma convaleciente,
esteroides, e inhibidores anti-IL-6, basados en sus propiedades antivirales,
actividad in vitro o propiedades antiinflamatorias. Estas terapias han sido
principalmente dadas sin controles, excepto algunos ensayos aleatorios que comenzaron
en China, y más recientemente en los EE. UU.
La combinación, por un lado, del cuidado de los pacientes contagiados y
el control de la extensión de los casos, junto con la realización de ensayos
clínicos, son la única forma de encontrar un tratamiento efectivo y seguro que
permitirá vencer al COVID-19.
También hay una creciente comprensión sobre la importancia de la
cooperación colectiva y comunitaria entre países. Es fundamental que la
comunidad global aproveche este espíritu de asociación global para evitar
repetir los errores cometidos en otros países más vulnerables y con menor
margen de maniobrabilidad.
Para leer mas al respecto puede consultar los siguientes enlaces:
·
Editorial publicada en la revista The Lancet:
·
Artículo de opinión de C. Kalil publicada en la
revista JAMA:
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